domingo, 1 de octubre de 2017

Qué ganas tengo de escribir

Qué ganas tengo de escribir. Pero no de lo que me toca, sino de lo que sea. Por ejemplo, me gustaría escribir sobre mis libros perdidos. Hasta hace algunos años yo tenía poco apego por los libros. Si se perdían o no, no me interesaba. Casi nunca compraba un libro. De antropología a lo sumo tengo un par. Siempre me ha gustado leer, pero acumular libros era una práctica a la que no le encontraba mucho sentido. Para eso están las bibliotecas, pensaba. Al parecer esta creencia, como tantas otras, es cosa del pasado. Hoy, mientras dejaba ir mis pensamientos para no escribir lo que me toca -un informe-, eché de menos dos libros de mi biblioteca. Desaparecieron. No sé si los presté o si alguien los robó. Lo más probable es que los haya prestado y esa(s) persona(s) haya(n) decidido no devolverlos (robarlos). Un minuto de silencio por los libros perdidos. Un minuto de silencio por mi yo procrastinadora que extraña libros y escribe bobadas en el blog para no ocuparse de lo que le toca.

domingo, 7 de mayo de 2017

Historias de letras

J., por oposición, me enseñó que nunca, nunca, podía permitir que alguien me dijera qué hacer o cómo verme. Con E. aprendí que no debo quedarme donde no pueda conversar y reír por horas. También trajo muchos libros que aún hoy conservo en mi lista de favoritos, el amor por las tardes de cine y la salsa. A. fue un ave de paso. Trajo a mi vida las series y los pomodoros. Con ella aprendí a irme de manera tranquila. También hubo presencias menos significativas. M. trajo una escena eclipse-porro-orgasmo que nunca olvidaré. Con CA. y AA. la vida me mostró que debo confiar en mis instintos de huida. AS. no me enseñó mayor cosa, pero estuvo bastante bien. D. llegó con la comida, el agua y el poder de los abrazos. Las historias de otras letras no alcanzan ni para pie de página. Lo cierto es que a cada una le llega su hora de re acomodarse para formar otras palabras e historias. Bien llegadas y bien idas todas. Gracias.